A ponerse la camiseta

Ahí está. Es tuyo. Desde hace 94 años tiene los mismos dueños. Esos dueños cuyo carnet representa su número de identidad con la institución y que materializa el sentimiento.  Esos dueños que tienen un Instituto y que son afortunados, además de Gloriosos.  Pero que ahora están hablando bajito. Casi en silencio. Pasa que el gigante de Jujuy y Calderón de la Barca ahí anda, bien dormido. Soñando quizás todavía en ese Paulito Dybala que hoy reparte fútbol por ahí, en los mejores estadios de Europa, representando en la distancia un Instituto que lo vio convertirse en jugador, pero que lo disfrutó solo un año, porque dijeron que había que venderlo. Que en realidad no era tan bueno.  Que después no iba a valer lo mismo.  Y tal vez, tras las lágrimas del 9 en pleno Nuevo  Gasómetro, Instituto cerró los ojos. Allá por junio de 2012, con la maldita promoción ante el Ciclón que nos truncó otra posibilidad de ascenso. Y será desde ese momento que la Gloria anda dormida.  Como negando la realidad, no queriendo ver qué pasa a su alrededor.  Capaz que así no sienta tanto mal.
Mientras, vos sí tenes los ojos bien abiertos y ves que los hombres que hoy están para hacer caminar al club, no cumplen con su trabajo.  Se aprovechan de un Instituto dormido y conducen hacia su destrucción. Con deudas. Poca transparencia. Engaños. Incumplimiento de Estatuto y vínculos con personas de dudosa procedencia.  Y vos, de reojo mirás tu carnet.  Todavía te acordás el orgullo que sentiste cuando te viste impreso en ese plástico rojo y blanco. Casi que eras un ejemplo para esos  otros locos que, como vos, siempre están presentes en la cancha, pero antes de cada partido compran la entrada entre la Sucre y Calderón de la Barca. Y no es lo mismo. Claro que no. El compromiso es tuyo.  Instituto depende de vos y de otros tantos que también poseen ese mismo carnet con cuota al día para ingresar al estadio.  Por tal, es hora de salir a la cancha. De agarrar valentía y pedir la pelota. Porque hasta ahora, coparon el Monumental y jugaron ellos, los que están de paso. Y la camiseta les quedó grande. Entonces, te toca a vos.
 Es turno de tirarse al suelo para quitarles la pelota, ponerla bajo tus pies y levantar la cabeza. Porque hay una pasión que no se negocia, que la pasa mal y grita por un cambio que solo vos le podes otorgar. Sí, vos, el de la fotito del carnet rojo y blanco. Andá a buscarlo al cajón. No, hoy no juega la Gloria. Hoy Chiarini descansa y también Damiani y los chicos del club. Hoy la camiseta te está esperando a vos para que te movilices y ganes el partido más difícil, ese que proponen los corruptos haciendo de cuenta que hacen las cosas bien. Entonces,  anímate. Entrá a la cancha de una buena vez.  No importa que en la vereda del frente exista gente con mucho poder. El amor propio le gana a cualquiera y si nos juntamos, somos varios. A ponerse la camiseta.